En La Cuca, la producción arrocera atraviesa un momento complejo marcado por la baja productividad, la falta de semillas de calidad y los altos costos de producción. Agricultores de esta zona de la provincia de El Oro aseguran que, pese a contar con riego todo el año y sistemas tecnificados, no logran alcanzar los rendimientos de países vecinos como Perú y Colombia, lo que limita la competitividad del arroz ecuatoriano.
La producción arrocera en La Cuca, provincia de El Oro, se caracteriza por su constancia a lo largo del año gracias a la represa Tahuín y a un sistema de canales de riego que garantiza el acceso permanente al agua. Sin embargo, los agricultores de esta zona advierten que enfrentan serias dificultades que comprometen la sostenibilidad del cultivo.
En la última cosecha, los rendimientos fueron bajos debido a un invierno prolongado y al uso de semillas consideradas poco productivas.
“De una hectárea apenas llegamos a sacar 8 quintales”, relató un productor local que prefirió mantener su identidad en reserva por motivos de seguridad.
La falta de semillas certificadas y adaptadas a las condiciones de la zona es uno de los principales reclamos. Los agricultores señalan que recurren a opciones de bajo rendimiento y que desde hace años no se desarrolla un programa sostenible de semillas.
En cuanto a la comercialización, la dinámica de precios está determinada por la oferta proveniente del Guayas, principal provincia productora del país. Esto significa que los agricultores de El Oro deben ajustarse a los valores que se pagan en el mercado guayasense.
Actualmente, el quintal de arroz pilado se vende en un rango de USD 27 a USD 32, lo que muchas veces no cubre los costos de producción, estimados entre USD 2.000 y 2.200 por hectárea.
A pesar de la tecnificación parcial con el uso de drones, trasplantadoras y sistemas mecanizados, los agricultores sostienen que la productividad promedio sigue siendo baja: entre 60 y 100 quintales por hectárea, frente a los 120 a 150 quintales que alcanzan países como Perú y Colombia.
Respecto al comercio binacional, algunos productores mencionan ventas esporádicas hacia Huaquillas y Macará, pero señalan que no existe un flujo significativo de arroz peruano hacia Ecuador debido a los altos costos de producción en ese país.
Otro de los puntos señalados es la falta de trazabilidad y de marcas locales consolidadas, lo que dificulta avanzar hacia exportaciones formales. Según los agricultores, el mercado interno absorbe casi toda la producción, pero con intermediación, lo que reduce los ingresos directos para los productores.
Finalmente, la inseguridad también afecta al sector agrícola en esta zona fronteriza, lo que ha limitado la siembra en los últimos meses y genera incertidumbre para el futuro. A pesar de ello, los arroceros de La Cuca aseguran que su esfuerzo contribuye a mantener el abastecimiento local y a contener la entrada de arroz peruano al país.