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Arroz-Pato: mujeres ecuatorianas lideran la innovación agrícola

Actores Productivos

26 mujeres se abren paso en el cultivo de arroz y la crianza de patos para lograr independencia económica

Leonor Gorozabel, de 64 años, es cofundadora de la Asociación de Desarrollo Social Comunitario “La Elvira”, en la parcela de arroz ubicada en Portoviejo, Manabí-Ecuador.

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“Yo creo que organizarse es una oportunidad”, dice María Eulalia de 44 años, una de las fundadoras de la Asociación de Desarrollo Social Comunitario “La Elvira”, ubicada en el cantón Portoviejo, en la costa ecuatoriana. Ella junto a otras 25 mujeres decidieron crear un proyecto para demostrar que ellas también pueden ser parte del sector arrocero del país como productoras y responsables de sus tierras. Hoy, después de once años, son parte de un proyecto que busca innovar el cultivo de arroz en Ecuador.

El arroz se cultiva especialmente en las provincias de Guayas y Los Ríos, sin embargo, en Manabí se encuentran pequeñas parcelas tradicionalmente lideradas por hombres. Las mujeres por su parte, generalmente, no son dueñas de la tierra, aunque trabajan en los cultivos y, además, se encargan de la alimentación de quienes trabajaban en los sembríos, entre ellos sus esposos y los empleados contratados.

Cielo Ponce (67) y María Eulalia Calderón (44), comentan que el Arroz-Pato es una forma de cambiar la forma de cultivar. Foto: WFP Ecuador/Paola Solís

“Queríamos sentirnos importantes, poder realizarnos como mujeres y no limitarnos por la falta de recursos”, comenta María Eulalia y agrega que la motivación principal para conformar “La Elvira” era tener independencia económica, poder solicitar créditos productivos a nombre de las mujeres y tener el poder de decisión sobre la tierra y la economía familiar. Ahora, lo que empezó como una idea entre vecinas se ha convertido en una Asociación con vida jurídica.

“La Elvira” cuenta con una parcela de arroz que se ubica frente a la casa de María Eulalia. Para estas mujeres todo funciona en comunidad, por eso se turnan a diario el cuidado de la tierra y ahora también se encargan de los nuevos miembros del equipo, los patos.

En la parcela de “La Elvira” 150 patos abonan la tierra y fertilizan el arroz. Este tipo de cultivo es común en la República Popular China. Foto: WFP Ecuador/Paola Solís

El cultivo de Arroz-Pato es una opción de siembra que consiste en criar patos dentro de los cultivos de arroz, con el objetivo de reducir el uso de fertilizantes artificiales, generar abono natural y producir arroz más limpio y nutritivo. Leonor Gorozabel de 64 años, comenta que los patos son grandes trabajadores pues desde las 4 de la mañana se despiertan e ingresan a los cultivos para comer la maleza, los insectos y las mariposas que pueden generar plaga en el cultivo de arroz. Además, mientras los patos nadan y caminan en el cultivo sus pisadas oxigenan la tierra y sus heces sirven como abono.

Adicionalmente, María Eulalia comenta que en tres meses de implementación de este tipo de cultivo han visto beneficios sobre todo económicos, pues ya no gastan en fertilizantes ni abonos químicos. Además, ahora producen un alimento sano.

Leonor Gorozabel muestra la parcela de arroz de aproximadamente 3 meses. En unos meses estarán listas para la cosecha. Foto: WFP/Paola Solís

El sembrío de arroz y la crianza simultánea de patos no es una tarea fácil. Para empezar, se debe preparar la tierra y conseguir los almácigos o lechuguines, que son las plantas en semillero que luego se trasplantarán en el terreno. Una vez plantado el arroz se debe esperar alrededor de 20 días hasta que las plantas estén fuertes para que los patos (aún bebés) puedan ingresar al cultivo para nadar y comer insectos de la parcela. Luego de casi 3 meses las plantas y los patos han crecido y es momento de retirar a los animalitos del arrozal, de lo contrario se comerían el arroz y se perdería la producción. Una vez afuera, los patos se mantienen cerca del cultivo, pero separados mediante cercas de plástico y son  alimentados con balanceado.

Posteriormente se debe esperar 3 meses más para cosechar el producto y ponerlo a la venta. En cuanto a los patos, la mitad de ellos serán para la venta, generando así ingresos adicionales, y la parte restante se utilizará para la reproducción de los patos que entrarán en el próximo cultivo de arroz.

“Es un gran beneficio tener a los patos dentro de nuestra parcela de arroz, ellos trabajan todo el día y nos sentimos contentas de saber que este proyecto beneficia directamente a los agricultores y agricultoras. Queremos que más familias y más mujeres se beneficien”, menciona María Eulalia.

A futuro, María y sus compañeras desean replicar el proceso de Arroz-Pato en otras comunidades de la zona para demostrar que el proyecto es factible y que puede aportar a reducir gastos en los hogares.

María Eulalia Calderón (44), es cofundadora de la Asociación de Desarrollo Social Comunitario “La Elvira”, el próximo paso es replicar el Arroz-Pato en comunidades vecinas. Foto: WFP/Paola Solís

Las mujeres de “La Elvira” también construyeron una sede y un huerto orgánico donde siembran vegetales para acompañar su dieta familiar. Empezaron sembrando pimiento, tomate y pepino, y ahora también tienen albahaca y otras plantas que utilizan como condimento para las comidas.

Lucía Pérez cosecha pepinillos producidos en el huerto familiar de “La Elvira”. Los productos orgánicos se usan para la alimentación de los hogares de la comunidad. Foto: WFP/Paola Solís

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A partir de 2019, el Programa Mundial de Alimentos (WFP por sus siglas en inglés) junto al Ministerio de Agricultura y Ganadería de Ecuador y con el financiamiento de la República Popular China implementan el Proyecto de Cultivo Integrado de Arroz-Pato, a través del cual agricultores, agriculturas y técnicos de gobierno se capacitaron sobre estas nuevas técnicas de cultivo, y ahora replican el modelo en sus comunidades.

La Asociación “La Elvira” también es parte del programa conjunto sobre enfoques transformadores de género en favor de la seguridad alimentaria, la mejora de la nutrición y la agricultura sostenible que lleva adelante WFP junto a FAO y FIDA para promover el desarrollo agrícola sostenible atacando las causas profundas de las desigualdades de género y suscitando procesos de cambio transformador.

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