Fréjol de palo, la leguminosa que fortalece la economía familiar y abre nuevos mercados

Fréjol de palo, la leguminosa que fortalece la economía familiar y abre nuevos mercados

Fréjol de palo: un cultivo que gana protagonismo en el agro ecuatoriano

El fréjol de palo, también conocido en diversas regiones del país como gandul, guandul o pichuncho, está consolidándose como una alternativa agrícola estratégica para los pequeños y medianos productores del Ecuador. Su adaptabilidad a diferentes tipos de suelos, su tolerancia a la sequía y su creciente demanda internacional lo posicionan como una opción rentable y sostenible para diversificar la producción rural.

En entrevista con Actores Productivos, Moisés Grijalva, técnico especialista que acompaña el desarrollo de este cultivo, explicó que en la actual campaña se alcanzaron cerca de 4.000 hectáreas sembradas y que la proyección para el próximo año supera las 5.000 hectáreas, con expansión en provincias como Guayas, Manabí, Los Ríos, El Oro y Esmeraldas.

“El fréjol de palo representa una oportunidad real para las familias agricultoras. Es un cultivo que no requiere grandes inversiones, puede aprovechar mano de obra familiar y genera ingresos directos en comunidades rurales donde la diversificación productiva es clave”, señaló Grijalva.

Siembra, manejo y ventajas agronómicas

El fréjol de palo se adapta con facilidad a diferentes condiciones climáticas, aunque su mayor rendimiento se observa en zonas cálidas y semiáridas. En provincias como Manabí o Guayas, los agricultores lo siembran en sistemas combinados con maíz, una práctica conocida como “siembra en callejones”, que permite aprovechar mejor el terreno y aumentar la productividad por hectárea.

Una de las ventajas más destacadas del cultivo es su bajo requerimiento de insumos químicos. Gracias a su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico, el frejol de palo mejora la fertilidad del suelo y contribuye a una agricultura más sostenible. Además, es un cultivo perenne que puede producir durante varios ciclos, ofreciendo cosechas continuas y estables.

El especialista resalta que, dependiendo de la zona, el primer corte se obtiene entre los 120 y 150 días después de la siembra.

“Es un cultivo noble, adaptable y con buena demanda. Los agricultores pueden aprovechar tanto la vaina verde como el grano seco, dependiendo del mercado al que apunten”, explicó Grijalva.

Rentabilidad y modelo de comercialización

El fortalecimiento de la cadena productiva del fréjol de palo ha sido posible gracias al trabajo articulado entre los productores y empresas privadas como Facundo, que ha implementado un programa de fomento agrícola para incrementar la producción nacional.

La compañía entrega semillas certificadas y brinda asistencia técnica gratuita a los agricultores interesados en sumarse al proyecto. Una vez que el cultivo llega al punto de cosecha, la empresa compra directamente la producción en campo, asegurando un mercado estable y un precio competitivo.

El precio promedio del quintal del grano verde en vaina se ubica USD 14, lo que convierte al frejol de palo en una alternativa rentable frente a otros cultivos de ciclo corto.

“Esta relación directa entre empresa y productor da confianza. El agricultor sabe que su esfuerzo tendrá un comprador garantizado”, indicó Grijalva.

Fréjol de palo con destino de exportación

Además del consumo interno, el fréjol de palo ecuatoriano tiene una demanda creciente en el exterior, especialmente en Centroamérica, Puerto Rico, Estados Unidos y España, donde se comercializa en diversas presentaciones: vaina fresca, grano seco, congelado o en conserva.

Su valor nutricional —alto en proteínas, fibra y minerales—, junto con su sabor característico, ha convertido al frejol de palo en un producto atractivo para el mercado latino en el exterior.

Empresas ecuatorianas han logrado posicionar este cultivo bajo estándares de calidad y trazabilidad, cumpliendo con los requerimientos sanitarios internacionales, lo que abre una oportunidad sostenida para la exportación agroindustrial.

Retos climáticos y proyecciones para 2026

Durante 2025, las lluvias intensas y algunas variaciones climáticas afectaron parte de la producción, sin embargo, los resultados fueron positivos. Pese a estos desafíos, los productores confían en que el próximo año la superficie cultivada crezca un 50 %, con la incorporación de nuevas zonas agrícolas y un mayor número de familias vinculadas al programa de siembra.

“Estamos proyectando un crecimiento sostenido. Cada campaña hay más agricultores interesados en sembrar fréjol de palo, especialmente por su resistencia a condiciones adversas y la seguridad de venta que ofrece el modelo de Facundo”, afirmó Grijalva.

Un cultivo que impulsa sostenibilidad y desarrollo rural

El fréjol de palo también aporta beneficios ecológicos. Al fijar nitrógeno en el suelo, reduce la dependencia de fertilizantes químicos y favorece la rotación de cultivos, mejorando la estructura y la salud del terreno. Su ciclo productivo prolongado disminuye el uso intensivo de maquinaria y agua, promoviendo una agricultura de bajo impacto ambiental.

Este modelo combina rentabilidad, sostenibilidad y valor nutricional, lo que lo convierte en un cultivo estratégico dentro del nuevo mapa agrícola del país. La iniciativa también está alineada con los objetivos nacionales de promover una producción más resiliente al cambio climático y fortalecer las cadenas productivas rurales.

Hacia una cadena productiva consolidada

Con el acompañamiento técnico, el acceso a semillas y la apertura de nuevos mercados, la leguminosa avanza hacia una cadena productiva consolidada, que promete generar empleo, fortalecer la seguridad alimentaria y dinamizar las economías rurales del Ecuador.

Para Grijalva, el éxito del cultivo depende de mantener la alianza entre productores y sector privado:

“El futuro del frejol de palo está en la organización y en la transferencia de conocimiento. Si el agricultor entiende el manejo del cultivo, tendrá asegurada su rentabilidad.”

Con una proyección de crecimiento sostenida y resultados positivos en campo, el fréjol de palo se perfila como una renglón de alto potencial para el mercado ecuatoriano y la exportación, consolidando su lugar dentro de los nuevos actores productivos del agro nacional.

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