Granos verdes hacen complejo el manejo pos cosecha de la soya
Un escenario que puede repetirse en las zonas soyeras del Ecuador con el anunciado evento de El Niño 2023 – 2024, es el registrado recientemente en Argentina, donde muchos cultivos de esta leguminosa se vieron afectados por condiciones de estrés hídrico y térmico.
Ricardo Bartosik, Diego de la Torre y Marcelo Leandro Cardoso, del Grupo de Poscosecha INTA – Unidad Integrada Balcarce (INTA-FCA), describieron la última campaña de la potencia soyera como muy compleja porque las condiciones climáticas resultaron en una caída de los rendimientos y desmedro de la calidad.
Se destacan la elevada cantidad de granos y vainas verdes, las cuales atentan contra la conservación y procesamiento del grano.
Muchos de los cultivos se vieron afectados por condiciones de estrés hídrico y térmico, por lo que fue común encontrar lotes con plantas de escaso desarrollo en altura y con baja inserción de vainas. Dado que la fase final del cultivo fue severamente afectada, se produjeron granos abortados (solo está presente el tegumento o cáscara), granos que interrumpieron su llenado (granos pequeños lenticulares, también llamados sojilla) y granos de coloración verde. El grano verde aún conserva clorofila (pigmento de color verde), la cual no se llegó a degradar normalmente antes de la cosecha.
Estas condiciones, expresan los técnicos, plantean un dilema al momento de la cosecha, ya que, si optamos por maximizar el volumen cosechado, la calidad del grano obtenido puede verse disminuida. Por un lado, si se quiere acceder con la plataforma de la cosechadora a las vainas inferiores, se corre el riesgo del ingreso de suciedad o tierra junto con el grano, ya que la plataforma de la cosechadora transita prácticamente al ras del suelo.
A su vez, dado el tamaño desparejo de los granos, es común que se configure la cosechadora para minimizar las pérdidas de granos pequeños (por ejemplo, minimizar el caudal de aire del sistema de ventilación para evitar volado de sojilla). En este contexto de cosecha, es común observar partidas con elevada cantidad de vainas (también verdes) y material fino junto con la mercadería. Estas fracciones (granos verdes, material fino y vainas) complejizan el manejo de la poscosecha y son indeseables para su industrialización.
En particular, el grano verde es muy problemático porque es difícil de separar del resto del grano y puede causar el teñido de los aceites por la clorofila.
A los fines del manejo en la poscosecha, se deben distinguir al menos dos tipos de grano verde: algunos granos logran secarse en planta, pero aún mantienen una tonalidad verde amarillenta; si bien estos granos son poco deseables al momento de la industrialización, no son riesgosos para la conservación. Por otra parte, existen granos que al momento de la cosecha están verdes e inmaduros (es decir, con alta humedad) siendo esta fracción la que presenta un riesgo para el almacenamiento.
Un muestreo minucioso es muy importante y dado que el material verde le otorga una amplia dispersión de humedad a los granos individuales, debemos considerar que partidas con alta proporción de grano verde sería conveniente almacenarlas a humedades más bajas que la tolerancia de recibo (menor a 13,5%).
Si hablamos de estructuras de almacenamiento donde no se puede acondicionar la humedad de la mercadería, como es el caso del silo bolsa o silos sin sistema de aireación, el plazo de almacenamiento debe ser breve (pocos meses) y bajo constante monitoreo. Al compararlos, el silo bolsa (si no tiene roturas) presenta ventajas relativas respecto a las estructuras fijas sin aireación, ya que en estas últimas es más probable que el material se “autocaliente” y el ritmo de deterioro se acelere.
Dicho esto, lo ideal es almacenar este tipo de mercadería en sistemas que tengan aireación, la cual consiste en la circulación forzada (ventiladores) de aire externo por el granel para mantener la temperatura del granel dentro de parámetros compatibles con una adecuada conservación.
Si hacemos un buen uso de esta práctica, podremos mínimamente mantener la mercadería fría y, eventualmente, se podrá hacer un secado paulatino del grano. Sin embargo, hay que considerar que los sistemas de aireación no suelen estar dimensionados para secar la mercadería.
Como regla general, a peor condición inicial de la mercadería y menores posibilidades de acondicionamiento, mayor debe ser la frecuencia de monitoreo a los fines de detectar de manera temprana el desarrollo de focos de calentamiento (y otros riesgos) y decidir a tiempo la extracción de la mercadería. La clave para campañas como la descrita por los investigadores argentinos está en hacer un trabajo minucioso en la poscosecha, partiendo de una correcta caracterización del riesgo de conservación del grano, en función de las características de la mercadería y las tecnologías disponibles para su acondicionamiento y monitoreo. Con las partidas designadas como “riesgosas” se deberá realizar un monitoreo frecuente de las mismas, evitando prolongar el tiempo de almacenamiento