Por un mar sereno y seguro

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Actores Productivos

El mar es fundamental para la vida en el planeta porque alberga una inmensa diversidad de especies, desempeña un papel crucial en la regulación del clima, absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono, es fuente de recursos energéticos, facilita el intercambio de bienes, da recreación a millones de personas y proporciona una importante cantidad de alimentos para la población mundial. Según la Organización Marítima Internacional (OMI), más del 80 % del volumen del comercio mundial de mercancías se mueve por mar. La flota de buques mercantes del planeta se aproxima a las cien mil unidades y moviliza más de 10 mil millones de toneladas por año.

Además de su importancia para la vida en la tierra, el mar también es escenario de muchas actividades ilícitas protagonizadas por organizaciones criminales de variados rubros. Por ejemplo, el contrabando tiene impactos significativos en términos económicos y de seguridad. Este delito se estima en más de 600 millones de dólares anuales a nivel nacional, y solo por el puerto del Callao estaría ingresando una tercera parte de los bienes que entran al país bajo esta modalidad. Evidentemente se deben reforzar los controles para evitar este perjuicio al erario y a la economía legal.

Respecto de la piratería, ésta se puede dar a través de abordajes y asaltos, secuestros, robo de carga, sabotajes, etc. En el mar peruano dicho mal no es tan común en comparación con otras regiones como el Estrecho de Singapur, sin embargo, en los primeros 9 meses del año, el Callao tuvo un incremento de estas acciones en 62%, lo que resulta preocupante. Es realmente perturbadora la inseguridad que viven las embarcaciones pesqueras en todos los puertos y caletas del litoral. El portal Perú Pesquero ha denunciado que “Los asaltos, asesinatos de pescadores y robo de pescado, además de aparejos de pesca y lanchas se han incrementado de manera escandalosa e indignante”. No cabe duda que, al igual que el resto del país, el mar también es de alto riesgo.

El tráfico ilícito de drogas a través de los océanos involucra tácticas comunes como submarinos artesanales, lanchas rápidas, modificaciones en barcos de carga para ocultar drogas en compartimentos secretos y técnicas como el lanzamiento de paquetes desde aviones o contenedores de carga con doble fondo. Según la DIRANDRO, los aeropuertos y puertos marítimos son la principal ruta internacional con destino a los mercados de Estados Unidos y Europa. Se calcula que el 45% de la cocaína dirigida al extranjero sigue una ruta marítima y los principales puertos son Callao y Paita.

Ciertamente el crimen y sus organizaciones delictivas tienen una incesante actividad de pesca ilegal, especialmente aquella que recibe subsidios de sus países para ocupar todos los mares del mundo y cumple también otros fines geopolíticos. Solo alguien muy insensato o muy mentiroso podría pretender que estamos en capacidad física y tecnológica para tener nuestro vasto dominio marítimo vigilado plenamente. Corresponde, por tanto, dotar a las instituciones tutelares, en especial a la Marina de Guerra, de los elementos que le permitan la mayor eficiencia posible para el control de estas bandas delincuenciales.

El Perú debe desarrollar una política marítima que nos permita aprovechar responsablemente sus recursos y proteger el mar de los malhechores que lo invaden, lo usurpan y lo contaminan sin importarles el daño que causan y que no solo amenazan la seguridad, sino que impactan en la economía y el medio ambiente. La vigilancia eficiente de estos delitos ayudará a proteger la vida marina, y garantizará la estabilidad de las rutas comerciales.

Por: Alfonso Miranda

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