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¿Unido el deporte?

Actores Productivos

Los deportes contribuyen a mejorar la salud física y mental de los seres humanos, así como previenen enfermedades. Por ello, los Estados suelen fomentar su práctica, que además coadyuva a la cohesión social al crear sentido de comunidad y pertenencia; inculca valores como la disciplina, trabajo en equipo, respeto por las reglas y la ética. A la vez, aleja a la juventud de los vicios.

Nuestro Estado es un deficiente promotor deportivo y los resultados lo demuestran. No es un hábito ciudadano y los escasos éxitos obtenidos en competencias internacionales han obedecido, casi siempre, a encomiables esfuerzos aislados en lugar de a una Política Nacional que, en este rubro, como en casi todo lo demás, es inexistente. El Instituto Peruano del Deporte dice haber dispuesto casi 5 millones de soles como estímulo para los atletas que participan de los Juegos Panamericanos, que se vienen realizando en Santiago de Chile desde el 20 de octubre y finalizarán el 5 de noviembre. Lo cierto es que nuestros representantes en competencias internacionales se quejan de una desprotección permanente.

Los peruanos van en el octavo lugar entre 41 participantes y han obtenido 27 medallas hasta el cierre de esta edición, 10 de oro, 3 de plata y 14 de bronce. Todas muy meritorias y reflejan el enorme ahínco de los jóvenes deportistas que han batallado contra la indiferencia y mil dificultades para traer lauros a nuestra patria. La primera de las preseas doradas fue conquistada por el maratonista huancaíno Christian Pacheco, quien es bicampeón panamericano, ostenta el récord masculino en la justa continental y como lo han hecho sus compañeros también galardonados, su primer acto tras ganar la competencia fue poner sobre sus hombros el bicolor nacional y pasear orgulloso ante el público, envuelto por el símbolo patrio.

Sin embargo, las autoridades del Estado brillaron por su ausencia cuando retornó al país. Su llegada al aeropuerto Jorge Chávez pasó inadvertida. Nadie del IPD, ningún representante del Ministerio de Educación, ni autoridades de la Región Junín estuvieron presentes. Tampoco lo recibió la prensa, ni los aficionados. Los peruanos nos olvidamos de él, que regresaba emocionado para prepararse con el sueño de conquistar el oro olímpico en París 2024. Decepcionado por la indiferencia de todos, pidió más apoyo para los jóvenes atletas que anhelan obtener un lugar en el podio de las diferentes lides internacionales, en las que puedan lucir la divisa de un país que no corresponde a sus sacrificios.

En estos días se ha hablado mucho de este tema y se ha comentado que el Estado no tiene una política deportiva que apueste por los jóvenes talentos. Que los políticos prefieren ir a un camarín de futbolistas, aunque pierdan, porque siempre tendrán cámaras y reflectores. También se habla de que la prensa y los agentes económicos no resaltan ni auspician aquello que calculan que no tendrá los suficientes réditos. Es tan injusta como verdadera, la afirmación que escuché sobre que si, por ejemplo, la banda estadounidense Guns N’ Roses volviera al Perú, se colmaría cualquier estadio con espectadores que pagarían sumas astronómicas, pero que si se decidiera hacer un homenaje a nuestros medallistas panamericanos, con entradas libres, no podríamos llenar una sola de esas tribunas. Lo cierto es que el Perú no puede seguirle negando gratitud a sus mejores hijos.

El tenista Rafael Nadal dijo: “No creo que las cosas cambien por sí solas, las tienes que hacer cambiar”. En el deporte y en todo lo demás, tenemos que hacer el cambio que el Perú necesita.

Por Alfonso Miranda

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