Agua que no has de beber, gobierno que no cumple su deber
En 1971, en el gobierno del general Juan Velasco Alvarado, se inició la construcción del reservorio Poechos, parte del Proyecto Especial Chira Piura, cuya misión es almacenar los recursos de agua disponibles, así como la desviación, irrigación y mantenimiento de la infraestructura hidráulica en los valles de los ríos Chira y Piura, para lograr un mejor aprovechamiento e incrementar la actividad agraria.
Actualmente atiende unas 150 mil hectáreas empleando, además de Poechos, las represas Ejidos y Sullana. Desde el punto de vista social, su tarea más importante es el suministro de agua a los habitantes de las ciudades de Talara, Sullana, Piura y Paita.
Poechos se encuentra afectado por la irresponsabilidad de muchos años y la inacción de hoy. La excongresista Karla Schaefer denunció que la mencionada infraestructura ha sufrido un proceso de colmatación, por el cual su capacidad de mil millones de metros cúbicos de almacenamiento se ha reducido a 400 millones.
La Cuenca binacional Catamayo (Ecuador) – Chira (Perú) tiene precipitaciones con marcadas variaciones en el tiempo, pero actualmente está viviendo lo que para muchos es la mayor sequía de su historia, la cual, por consiguiente, abruma al departamento de Piura.
La falta de lluvias y el manejo caótico del problema han puesto en jaque al departamento norteño, sin un plan de acción claro por parte del Estado.
Esta crisis pudo preverse desde hace mucho tiempo. Era conocido que el reservorio Poechos sufría un constante proceso de sedimentación, derivado de una concentración de sólidos transportados por los ríos de la cuenca, lo que viene mermando su capacidad de acopio.
En medio de la indolencia burocrática, nos enteramos de que, de una semana a otra, sin ninguna razón válida, las autoridades del Proyecto Chira Piura comunican que hemos pasado de tener 96 millones de metros cúbicos en reserva a tan solo 14 millones, lo que lógicamente provocó una indignación generalizada de la población, que percibe no solo un manejo poco claro de la información, sino que cada burócrata de turno “jala agua para su molino”.
Si esa agua se aplicara exclusivamente para el consumo humano, quedaría abastecimiento solo para un mes en Piura, Paita, Sullana y Talara.
El Congreso pidió a la Contraloría, que recién se entera del problema, que investigue al Proyecto Especial Chira Piura y las razones de tanta diferencia en la batimetría entre una semana y otra.
Los agricultores de la zona ven cómo se esfuman las posibilidades de salvar 1,500 hectáreas de arroz y 7,500 toneladas de maíz. El congresista por Piura, Miguel Ciccia Vásquez, sostuvo que el suministro de agua para más de un millón y medio de personas está en peligro y exigió una auditoría, así como medidas de emergencia, que después aprobó el gobierno, para evitar el colapso agrícola y social de los pobladores de su departamento.
Desde que conocimos el relato bíblico del Génesis, según el cual José interpretó el sueño del faraón, en el que siete vacas feas y flacas devoraron a siete vacas gordas y hermosas, los humanos sabemos que los años malos, con dificultades propias de la naturaleza, como la sequía, van a producirse intermitentemente.
Miles de años después, con todos los elementos que el conocimiento y la tecnología nos brindan, los gobernantes peruanos están más desvinculados de la realidad que los antiguos egipcios.
Hoy, hay que rezar o invocar a la divinidad para que mande lluvias que compensen la imprevisión. Ahora quieren hacer pozos, ampliar el reservorio, comprar cisternas o recibir milagros, todo siempre tarde. ¿Nos merecemos esto?
Por Alfonso Miranda