Autor: Juan Carlos Gómez
Colombia tiene 53.413 hectáreas nuevas de arroz que corresponden a la necesidad de mantener el consumo nacional.
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Basado en el éxito del Plan de Ordenamiento de la Producción de Arroz el año pasado, gracias a un incremento del 18% en el precio recibido por los arroceros, el Consejo Nacional del Arroz del vecino país aprobó la meta de sembrar este año 531.413 hectáreas.
Según el Ministerio de Agricultura de Colombia las nuevas 53.413 hectáreas corresponden a una necesidad de mantener el consumo nacional, así como los precios del mercado y beneficiar a los productores.
El jefe de esa cartera Andrés Valencia Pinzón, observó que para cumplir esta meta liderará sesiones de socialización en regiones productoras y se realizará la inscripción de la intención de siembras en un formulario vía web en el portal del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA – https://www.ica.gov.co/).
El aplicativo está disponible desde el 20 de febrero pasado y servirá como base para que el Ministerio de Agricultura planifique los programas de Ordenamiento de la Producción para el subsector arrocero, dijo el funcionario.
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En el Plan de Ordenamiento de la Producción 2020, también se estableció una campaña para usar semilla certificada y luchar en contra de la piratería de la misma. Además, la apuesta es promover la sensibilización a entidades privadas y públicas que ofrecen crédito.
En lo corrido de 2020, en el vecino país el apetecido cereal ha subido de precio un promedio de 7.33% al consumidor y según cifras del Danec (homólogo del INEC en Ecuador), es uno de los productos de mayor incidencia en la variación de precios del grupo de alimentos.
El precio del arroz blanco en Colombia ha sido históricamente superior comparándolo con el de sus vecinos Ecuador y Perú.
Según un estudio del subsector elaborado por la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia, prevé que por los compromisos adquiridos en términos de desgravación arancelaria en el marco del TLC con Estados Unidos y otros tratados comerciales, el sector arrocero colombiano entrará a la senda de transformación hacia un mercado con menos distorsiones comerciales.
La entrada en vigencia del TLC en mayo de 2012 significó el inició de un período de desgravación de 19 años para las importaciones provenientes de este país, a partir del arancel del 80%. A la fecha, los arroceros paisas disponen de 11 años o menos (2031) para volverse tan competitivos como los gringos en cuestión de costos de producción.
El rendimiento de la producción del arroz en cáscara en Colombia vino en aumento desde 1990, y desde esa década ha presentado caídas importantes que le impiden ser autosuficiente.
Las importaciones de la gramínea están sujetas a un régimen anual de absorción doméstica de cosechas y son atendidas por Estados Unidos mediante subasta y la asignación de contingentes para sus socios Andinos Ecuador y Perú, libres de arancel.
El mes próximo inician las siembras más representativas acorde a la temporada de lluvias y se notará si tendrá acogida o no la pretensión del gobierno de que el área arrocera aumente para acortar el déficit.
Lo cierto es que en nuestro mercado interno, el precio del arroz cáscara ha reaccionado por despachos de arroz blanco al vecino del norte y que existe un pastel de importación de 160.000 toneladas con arancel de 0% del que puede tomar una buena tajada.
Nuestro medio aliado Agricutlura y Ganaderia, realizará un análisis del panorama arrocero de Colombia, los efectos que después de siete años ha tenido el convenio bilateral ya que, a partir de la firma de este Tratado, se formó una corporación sin fines de lucro -Colombia Rice Export Quota- para administrar la Cuota de Tasa Arancelaria por el Acuerdo de Promoción Comercial (TPA) de EEUU y Colombia.
Hasta ahora más de medio millón de toneladas de arroz blanco estadounidense han ingresado a Colombia y las utilidades netas que deja el negocio se reparten por partes iguales los accionistas privados de ambos países.
En EEUU las emplean para financiar proyectos de desarrollo de la industria arrocera y en Colombia son administrados por la Federación Nacional de Arroceros y utilizados para financiar el programa Amtec que busca mejorar la producción y aumentar la productividad de la gramínea.
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