Los millones de migrantes internos dentro de los países: el rostro humano del cambio climático
Las personas empacan sus pertenencias y dejan sus hogares por muchas razones —económicas, sociales, políticas— y estos factores a menudo están interrelacionados. Un panorama más completo de los patrones de movilidad debe incluir ahora a quienes migran debido al cambio climático —una tendencia que se espera aumente con el tiempo— a medida que las personas se trasladan de una parte de sus países a otras, como:
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- El adolescente marroquí que se pregunta si debería dejar la granja en las montañas, donde su familia cultiva aceitunas y frutas, para trabajar en la construcción en las afueras de Rabat y obtener un salario más estable, ya que la disminución del suministro de agua hace que la agricultura sea más incierta.
- La trabajadora de una fábrica en la periferia de Ciudad Ho Chi Minh que extraña su comunidad pesquera ubicada en el delta del Mekong en Vietnam, pero que sabe que necesita el dinero que envía a sus familiares para ayudarles a enfrentar las inundaciones repentinas, los períodos de sequía, las lluvias intensas y el aumento del nivel del mar.
- Los miembros de una familia que viven en un asentamiento informal y desatendido en los límites de Bishkek, que tuvieron que irse de la región rural en el sur de la República Kirguisa porque su fuente de agua se secó y no pudieron mantener sus medios de subsistencia como pastores.
Estos son solo algunos ejemplos de los tipos de decisiones que las personas y las comunidades toman cuando deben contrarrestar las consecuencias del cambio climático. Ninguna región es inmune a la posible migración como consecuencia de los impactos del cambio climático en los medios de subsistencia de las comunidades y la pérdida de habitabilidad en lugares altamente expuestos: más de 216 millones de personas podrían desplazarse dentro de sus países en seis regiones para 2050, según la última edición de la serie de informes Groundswell del Banco Mundial.
“Más de 216 millones de personas podrían desplazarse dentro de sus países en seis regiones para 2050, según la última edición de la serie de informes Groundswell del Banco Mundial.”
La publicación incluye nuevas proyecciones de tres regiones: Asia oriental y el Pacífico, Norte de África, y Europa oriental y Asia central. Se basa en el primer informe Groundswell, publicado en 2018, que abarcó África al sur del Sahara, Asia meridional y América Latina. En conjunto, las previsiones para todas las regiones indican que de aquí a 2050: África al sur del Sahara podría llegar a tener 86 millones de migrantes internos por razones climáticas; Asia oriental y el Pacífico, 49 millones; Asia meridional, 40 millones; Norte de África, 19 millones; América Latina, 17 millones, y Europa oriental y Asia central, 5 millones.
Se estima que la migración interna provocada por impactos climáticos aumentará en las próximas décadas y luego se acelerará en la segunda mitad del siglo si los países no reducen las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y crean resiliencia frente a los actuales y futuros impactos del cambio climático. Las llamadas “zonas críticas” de migración por cuestiones climáticas surgirán en los países ya en 2030, produciéndose la emigración desde lugares donde los medios de subsistencia están amenazados por el cambio climático y la inmigración hacia sitios con mejores oportunidades de medios de subsistencia.
“El cambio climático —en particular impactos como el aumento de la escasez de agua, la disminución de la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar agravado por las marejadas ciclónicas— podría obligar a emigrar a las personas en peligro. En los países podrían surgir zonas críticas de migración por motivos climáticos tan pronto como en 2030, que luego continuarán intensificándose y ampliándose”, señalaron Kanta Endoud y Viviane Clement, autoras principales de los informes, agregando que hay esperanza. “Pero aún existe la oportunidad de actuar. Ciertamente, reducir las emisiones y garantizar que el desarrollo sea verde, resiliente e inclusivo son esenciales para disminuir el costo humano del cambio climático. Al mismo tiempo, los países también pueden anticiparse y prepararse para los factores que impulsan la migración, por ejemplo, proporcionando apoyo a las comunidades para la adaptación, diversificando los medios de subsistencia o facilitando la movilidad cuando sea necesario”.
En el informe se afirma que la implementación temprana y concertada de medidas para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y garantizar un desarrollo inclusivo y resiliente es fundamental y con ello se puede disminuir la escala de la migración interna por motivos climáticos hasta en un 80 %. La reducción de las emisiones mundiales podría traducirse en menores impactos del cambio climático, como la disminución de la productividad de los cultivos, la escasez de agua y el aumento del nivel del mar.
“En el informe se afirma que la implementación temprana y concertada de medidas para reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y garantizar un desarrollo inclusivo y resiliente es fundamental y con ello se puede disminuir la escala de la migración interna por motivos climáticos hasta en un 80 %.”
Un examen más detenido de algunas de las conclusiones principales sobre las tres nuevas subregiones de interés en este segundo informe Groundswell pone de relieve cómo las regiones con contextos climáticos, demográficos, de movilidad y de desarrollo muy diferentes pueden planificar la migración por cuestiones climáticas.
Un vistazo a los patrones de la migración interna por motivos climáticos en tres subregiones
Norte de África
En el Norte de África, las variaciones en la disponibilidad de agua se convertirán en la causa principal de la migración interna por motivos climáticos, impulsando a las personas a abandonar las zonas costeras y del interior donde el agua es cada vez más escasa y desacelerando el crecimiento demográfico en los puntos críticos de emigración por motivos climáticos a lo largo de la costa nororiental de Túnez, la costa noroccidental de Argelia, la zona occidental y meridional de Marruecos, y las estribaciones del macizo central del Atlas que ya están afectadas por estrés hídrico. En Egipto, los sectores oriental y occidental del delta del Nilo, incluida Alejandría, podrían convertirse en puntos críticos de emigración debido a la disminución de la disponibilidad de agua y al aumento del nivel del mar.
Por otra parte, se prevé que varios lugares con mayor disponibilidad de agua se convertirán en puntos críticos de inmigración por motivos climáticos, entre ellos, importantes centros urbanos, como El Cairo, Argel, Túnez, Trípoli, el corredor Casablanca-Rabat y Tánger. En Marruecos, por ejemplo, la expansión de las ciudades costeras se deberá llevar a cabo a través de una planificación urbana inclusiva y resiliente frente al clima que considere los riesgos climáticos y sus impactos en los sectores económicos y la infraestructura urbana clave.
Mientras tanto, las medidas de adaptación continuarán siendo cruciales para los sectores sensibles al clima, incluida la agricultura, dada su importancia para los medios de subsistencia y el empleo en la región. En Marruecos, el desarrollo y la gestión integrada de los recursos hídricos serán vitales, al igual que los esfuerzos por lograr un crecimiento económico con bajos niveles de emisión de carbono y resiliente.
El bajo Mekong
En el bajo Mekong, se prevé que el aumento del nivel del mar y las marejadas ciclónicas podrían crear puntos críticos de emigración provocada por impactos climáticos en algunas regiones costeras bajas densamente pobladas, como el delta del Mekong en Vietnam. Estos factores ponen en peligro los principales medios de subsistencia, entre ellos, la producción de arroz, la acuicultura y las pesquerías. Se proyecta que aparecerán puntos críticos de inmigración por motivos climáticos en zonas donde la población ya está aumentando, como el delta del río Rojo y la costa de la región central de Vietnam, y las condiciones en materia de disponibilidad de agua y productividad de los cultivos son más favorables. No obstante, se espera también que la región será muy vulnerable a tormentas tropicales, cada vez más frecuentes y graves.
En Vietnam, será necesaria una planificación de la resiliencia climática en los principales centros urbanos costeros y, al mismo tiempo, medidas tempranas y concertadas para preparar a las principales regiones agrícolas de baja altitud para los impactos del cambio climático. El país ya está trabajando para abordar los riesgos del cambio climático, e intensificar esos esfuerzos —que incluyen una planificación proactiva y multisectorial y la adopción de soluciones transformadoras— será crucial para mantener la sólida trayectoria de desarrollo del país.
Asia central
En Asia central, se espera que los aumentos de la disponibilidad de agua y de la productividad de los cultivos crearán puntos críticos de inmigración provocada por impactos climáticos en zonas que ya están densamente pobladas y son productivas desde el punto de vista económico, como el valle de Ferghana, y en nuevas zonas donde existen oportunidades para desarrollar medios de subsistencia, como el norte de Kazajstán. Sin embargo, la migración de las zonas rurales a las urbanas podría aumentar en regiones montañosas agrícolas y de pastoreo importantes de la República Kirguisa que posiblemente experimenten una mayor escasez de agua. Será importante que la planificación urbana en la República Kirguisa tenga en cuenta el clima y garantice el acceso inclusivo a viviendas adecuadas, oportunidades de empleo, infraestructura, conectividad y servicios. La República Kirguisa ya está tomando medidas para abordar la resiliencia de los sectores sensibles al clima y la diversificación económica mediante la integración de las prioridades climáticas en los procesos y estrategias nacionales de desarrollo.
Conclusión
Ambos informes Groundswell proporcionan recomendaciones en materia de políticas para respaldar los esfuerzos que podrían frenar la migración por razones climáticas y prepararse para la posible migración de millones de personas de aquí a 2050. Y las soluciones tienen carácter mundial —como la reducción de las emisiones y la integración del cambio climático en la planificación del desarrollo con visión de futuro— nacional y local, para ayudar a las comunidades a adaptarse o trasladarse. A fin de desacelerar el movimiento de millones de personas en el futuro, es urgente adoptar medidas concertadas en el punto de confluencia del clima, el desarrollo y la migración.