Alfonso Miranda
Alfonso Miranda

Propuestas desde el mar

Actores Productivos

POR: Alfonso Miranda Eyzaguirre

Los desembarques de recursos hidrobiológicos y la elaboración de productos pesqueros destinados al consumo humano en el Perú, han mostrado un desenvolvimiento creciente en el último lustro.

En 2019, las exportaciones alcanzaron la cifra récord de 1,592 millones de dólares. Esta tendencia se verá afectada en el presente año debido al COVID-19, que ha provocado una drástica caída en la producción y en la demanda nacional e internacional.

Es previsible que a lo largo del año tengamos una reducción en el consumo de pescado a nivel nacional, el mismo que, según el sistema de medición de la FAO, ascendió a 24.6 kg per cápita en 2019. Cabe referir que esta cifra, si bien es la más alta de la región, esconde grandes asimetrías, ya que mientras en algunas áreas del país hay comunidades que tienen consumos superiores a 50 kg por persona, existen zonas andinas en las que no se llega ni a 2 kg.

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En el informe del 31 de agosto pasado, el BCR ha estimado que en 2020, la pobreza monetaria caerá en 7.2%, y con ello llegará al 27.4%, lo que supone que 2.3 millones de peruanos más, serán pobres.

Esto nos alerta sobre un seguro incremento de problemas en los segmentos más vulnerables, dentro de los que destacan los niños que no solo vienen perdiendo las vacunas que salvaban sus vidas, sino también los alimentos que recibían en los programas de alimentación escolar. Es claro que las cifras dramáticas de anemia infantil (40.1%) y desnutrición infantil (12%), volverán a crecer.

En medio de esta grave situación, desde esta columna reseñamos algunas propuestas para que el sector pesquero pueda contribuir a la seguridad alimentaria del país, a la vez que consolide su reactivación.

Comenzaremos señalando que se debería impulsar el abastecimiento de productos de origen pesquero a programas sociales como Qali Warma, que brindan atención con desayunos a más de 4 millones de niños. La actual frecuencia de consumo de 1 vez por semana, debería elevarse según lo recomendado en las guías alimentarias internacionales a 3 veces en ese periodo.

El Estado haría bien en apoyarse con el sector privado, para establecer cadenas de suministro permanente en poblaciones alto andinas y vulnerables.

Es fundamental determinar la obligatoriedad para que Minsa, Minedu, EsSalud, Mininter, INPE y Mindef destinen el 10% de su presupuesto para compras de alimentos, a la adquisición de productos pesqueros en variadas presentaciones. A la vez que se mejoraría la nutrición de miles de peruanos, pescadores y productores aumentarían sus ventas y fortalecerían sus economías.

Claro que se debe favorecer el abastecimiento de productos pesqueros a las entidades estatales, mediante la estructuración de bonificaciones a los productos nacionales, como está previsto en los TLC y es práctica común en vecinos como Colombia y Brasil.

Ya es hora de dejar de comprar desde el Estado, deleznables conservas de pescado de países que compiten, muchas veces deslealmente, con nuestras industrias.

La calidad de vida y subsistencia de las personas y las empresas en el Perú, se han desestabilizado y están sometidas a serias amenazas. No se puede pensar que es el próximo gobierno el que deba resolver los problemas derivados de la crisis sanitaria y su secuela de hambre y retroceso económico.

Gran parte de la solución de los problemas del Perú, puede surgir desde el océano como lo sabían nuestras culturas precolombinas. Que ese mar de proteínas nutra a los peruanos, les provea trabajo digno y sea uno de los soportes de nuestra salida de esta crisis.

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