Partiendo de la premisa que la peor pandemia es un mal gobierno, es tarea de todos incursionar y ayudar a impulsar la Economía Popular Solidaria.
Luego de lamentables noticias que los ecuatorianos hemos recibido en estos días, como es el cierre de empresas públicas que daban soporte importante a sectores como Turismo (Ferrocarriles del Estado), Agricultura (UNA-EP), Transporte de pasajeros y carga (TAME), entre otras, se dice que por causa de la crisis sanitaria.
Eliminación del subsidio a combustibles, a través de bandas de precios (valor que fluctuará dependiendo del precio internacional del crudo), despidos de empleados públicos y privados por flexibilización laboral a consecuencia de la mal llamada «Ley Humanitaria» que golpea al 90% de la población.
Se vuelve necesario retomar la opción de desarrollo del País con postulados de Economía Popular Solidaria (EPS).
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Las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (MIPYMES) y las empresas de la Economía Popular Solidaria (EPS) se han convertido en renglón importante en la economía del Ecuador, emprendimientos que vienen a equilibrar la falta de plazas de empleo, y a sustentar a gran parte de la población; abarcan todo el proceso económico y es una alternativa interesante ya que prioriza a las personas, al contrario de la economía tradicional que prioriza el dinero y lo bienes.
Es importante destacar que las MIPYMES y las EPS, al estar presentes en procesos productivos como la agricultura y la pesca, aseguran la soberanía alimentaria en la agregación de valor controlando la intermediación, en las manufacturas proveyendo de semielaborados para la industria con materias primas locales, en el comercio al por mayor y menor, generando plazas de empleo en las ciudades, en servicios que contrata de industria como pate de sus procesos, transporte, almacenamientos entre otros; aportando con el 26% del PIB no petrolero, y con el 75% de empleo, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Por donde quiera que fijemos la atención encontramos actores de EPS, desde la alimentación, comercio, y servicios, pero todavía presentan retos importantes como el financiamiento para nuevos emprendimientos y la transparencia en la contratación pública para que estos actores EPS puedan servir al Estado.
Partiendo de la premisa que la peor pandemia es un mal gobierno, es tarea de todos incursionar y ayudar a impulsar estos procesos. ¡Es tiempo de Economía Popular Solidaria!
Escrito por: Pedro Pablo Jijón Ochoa.