Turquía se convierte en una potencia piscícola
Para aquellos que lo desconocen, Turquía se ha convertido en un líder mundial en acuicultura, y hoy por hoy es el noveno productor de peces marinos a escala global.
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La acuicultura comercial turca comenzó en la década de 1980 con el cultivo de truchas en los ríos, y durante las siguientes décadas, las operaciones se expandieron al cultivo en jaulas flotantes a lo largo de la zona marino-costera y diferentes embalses del país, logrando pasar de 3.075 toneladas para el año 1986 a 373.400 toneladas en el año 2019, y un 68,8 por ciento de esta producción proviene del maricultivo.
Para Turquía, la acuicultura representa el 44,6 por ciento del total de productos del mar, en comparación con solo el 9 por ciento hace 20 años, lo que lo convierte en el sector de producción de alimentos de más rápido crecimiento en el país, y juntamente con Noruega, es uno de los principales impulsores del aumento de la producción acuícola en Europa.
Turquía tiene actualmente 434 instalaciones de acuicultura marina operativas, en su mayoría produciendo dorada (Sparus aurata) y lubina europea (Dicentrarchus labrax), especies cuya producción creció rápidamente gracias a los avances tecnológicos y al conocimiento de sus requisitos biológicos. Turquía es actualmente el principal productor mundial de estas especies y suministra el 40 por ciento de la demanda mundial.
Las truchas (Oncorhynchus mykiss y Salmo trutta labrax) se cultivan principalmente en granjas continentales, pero el gobierno está promoviendo también el cultivo de truchas en el Mar Negro. La trucha marina, también llamada trucha del Mar Negro, tiene una producción anual de 9.700 toneladas, mientras que otras especies cultivadas incluyen corvina (Agryrosomus regius), Shi-drum (Umbrina cirrosa), dentón rosado (Dentex gibbosus) y besugo (Pagrus caeruleostictu).
El país también engorda atún rojo del Atlántico capturado en el medio silvestre (Thunnus thynnus) con una capacidad de producción de 6.340 toneladas.
El crecimiento continuo de la industria está garantizado por 20 criaderos, 23 plantas de alimentos y más de 200 instalaciones de procesamiento de productos del mar.
La estrecha relación entre el sector de la acuicultura y el Ministerio de Agricultura y Silvicultura desempeñó un papel fundamental en el impulso del desarrollo de la acuicultura local.
Los vínculos entre el sector privado, el gobierno y las universidades son muy fuertes. El gobierno turco ha proporcionado apoyo al sector en forma de subvenciones por un total de más de 600 millones de euros entre 2003 y 2016, al tiempo que promueve la sostenibilidad medio ambiental en el sector.
Junto con las innovaciones tecnológicas, estos subsidios han hecho posible que el sector de la acuicultura crezca considerablemente. La continuación del crecimiento después de que cesaron los subsidios a la producción de dorada y lubina en 2016 muestra que el segmento se ha vuelto autosostenible. Actualmente, se brinda apoyo a la producción de trucha, mejillón, carpa y nuevas especies, además de producción en RAS y estanques continentales.
Como es de suponer, para tan grandes logros Turquía tiene un marco legislativo sólido para la acuicultura, armonizado con las directivas y estándares de la UE que facilita la exportación del 80 por ciento de sus productos acuícolas a los países de la UE.
La normativa acuícola actual entró en vigor en 2004 con el objetivo de garantizar el uso eficiente de los recursos hídricos, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad general de los proyectos acuícolas mediante la protección del medio ambiente. Para ello todas las granjas son monitoreadas de cerca en sus actividades e impactos ambientales, y también se controla la capacidad de carga, productiva, social y ecológica. Desde 2020, todas las fincas son responsables de preparar y seguir los planes de gestión ambiental aprobados.
Turquía hace uso de zonas de acuicultura en sitios donde se minimizan los impactos sobre el medioambiente y otros sectores. Las zonas de acuicultura se identificaron a través de estudios realizados por el gobierno y el Banco Mundial.
Las granjas cercanas a la costa se han trasladado mar adentro para evitar conflictos con otros sectores y reducir la contaminación, y se han establecido zonas industriales organizadas especializadas en acuicultura en algunas provincias (Centros Piscícolas Regionales ¿?) con la intención de atraer grandes inversiones privadas.
Turquía también tiene una comunidad científica altamente desarrollada especializada en acuicultura. Tan solo en el área marina, está conformada por cinco institutos de investigación gubernamentales y cuatro institutos universitarios de ciencias del mar que aportan los conocimientos necesarios para que el sector crezca.
Para el futuro, Turquía tiene como objetivo lograr una producción acuícola de 600.000 toneladas, con un valor de exportación de 1,6 millones de euros para 2023, y se prevé que la mejora de factores como la calidad y el consumo de alimentos, el uso de tecnologías innovadoras como sistemas de alimentación automática, cámaras para el monitoreo de peces, sistemas de monitoreo de la calidad del agua en tiempo real, RAS, fuentes de energía renovables, y estrictos criterios de descarga de agua, será muy importante mejorar la sostenibilidad ambiental del sector.
En la actualidad se procura identificar y desarrollar nuevas áreas y especies de producción para alcanzar las ambiciosas metas del país, para lo cual recomienda aumentar la diversidad de especies bajo cultivo (diversificar la oferta explotable y exportable), y reducir en gran medida los requisitos de harina y aceite de pescado como insumo básico de los alimentos concentrados.
Como el sector de más rápido crecimiento en el país, la acuicultura turca es un buen ejemplo para que nuestro país lo emule, colocando la sustentabilidad y la protección ambiental en un lugar prioritario en la agenda mientras se producen consistentemente productos de alta calidad y muy populares.
Aunque la implementación de regulaciones estrictas podría interpretarse como una limitación para el crecimiento futuro, la acuicultura turca ha demostrado durante los últimos 20 años que se puede desarrollar la actividad a escala comercial mientras se cuida el medio ambiente.
Quiera Dios que los logros y ejemplos de los especialistas turcos en la materia sirvan a nuestros máximos representantes en materia de pesca, acuicultura y ambiente para asumir retos y adoptar criterios más acertados para el fomento de esta actividad en el país, en donde tenemos una enorme potencialidad desde hace muchos años desperdiciada, con una línea costera que tan solo a nivel continental supera los 2.700 kilómetros en su ventana caribeña y los 1.000 kilómetros en la ventana Atlántica.
Grandes coincidencias encontramos entre la realidad acuícola actual turca, y nuestros lineamientos para la formulación de un Plan Nacional de Acuicultura.