Ecuador es el tercer país en la región de América Latina y el Caribe que tiene el mayor índice de
desnutrición infantil y alto riesgo permanente de accesibilidad a alimentos, pese a que goza de una producción suficiente de los mismos.
Esta aseveración la hizo a Actores Productivos la Socióloga Económica Érica Zárate, oficial de programas para la Representación de
FAO en Ecuador, al referirse a las acciones del organismo internacional relacionadas con soberanía alimentaria y el hambre.
El hambre, observó Erika Zárate, es el indicador más sobresaliente, sin embargo, es el último punto de un proceso de seguridad alimentaria. Las poblaciones y las comunidades urbanas y rurales están en capacidad de acceder a dietas saludables suficientes y permanentes para satisfacer sus necesidades de nutrición, sus necesidades de sobrevivencia.
Zárate asegura que, desde la FAO, a nivel regional y nacional, se están monitoreando cuales son esos signos de inseguridad alimentaria y de hambre. Con relación a Latinoamérica y Ecuador, indica que hemos sobre llevado el impacto del Covid 19 y que todavía estamos en un proceso de recuperación.
“La recesión global se sienta en el país con unos indicadores más fuertes: alta prevalencia del
21 – 22% de la población en general no accede a suficientes alimentos, y sus prácticas alimentarias son inadecuadas, por falta de poder adquisitivo y a la falta de productos” mencionó.
NOTICIA RELACIONADA: CELAC discutirá nuevo plan de seguridad alimentaria y nutricional para la región
Hambre y seguridad alimentaria van de la mano
La capacidad adquisitiva tiene que ver mucho en Ecuador. Los niveles económicos, medios y medios bajos, no logran suplir sus dietas y por eso se vuelve permanente esta prevalencia de inseguridad alimentaria y el indicador actual es sumamente preocupante.
Ya se habla de Desnutrición Crónica.
“Existe una afectación directa en la población de 0 a 3 años, y mujeres embarazadas y en estado de lactancia. Es una generación de niños y niñas que no solo padecen desnutrición crónica sino van a tener que enfrentar situaciones de enfermedades y otro tipo de afectaciones durante toda su vida adulta y significará un impacto en términos de salud pública para el país, económica y social”, especificó la especialista internacional.
Señaló Zarate que en la región es un patrón que se está repitiendo. La capacidad de satisfacer las necesidades alimentarias se vuelve un desafío para conglomerados vulnerables.
“Son niños y niñas en primeras etapas. También afecta de manera acentuada a los adultos mayores, que tienen otras necesidades, por lo que ya no son agentes generadores de ingresos, lo cual significa limitaciones. También hay grupos específicos como mujeres rurales y poblaciones con capacidades especiales”.
Aseguró que el hambre en las zonas perifocales, en pantanos alimentarios, donde n o llegan alimentos suficientes o nutritivos; no existe la capacidad adquisitiva, al igual que en sectores perimetrales de la ciudad o zonas de reciente invasión, advirtió.
Hay una reversión de la tendencia a desterrar el hambre, hace unos años parecía que los países de la Región estaban en una senda de generar políticas de crear condiciones más igualitarias al derecho de la alimentación sana, sin embargo, las crisis sistémicas nos desafían a generar respuestas más efectivas.
43,2 millones de personas sufren hambre en América Latina y el Caribe»
Impacto de las importaciones desmedidas de materias primas o alimentos
Señala la representante de la FAO que se busca abordar el problema del hambre y la soberanía alimentaria con un enfoque de sistema, “no solo tenemos que ver la forma de consumir, producir, sino como son las relaciones entre estos eslabones y el tema de mercado, es un factor determinante. Tanto el mercado de acceso a insumos, de todo lo que se necesita para estimular el proceso productivo para que el consumidor pueda adquirirlos”.
Zárate dijo que no solo es política de manejo de importaciones sino de comercio en general, importaciones y exportaciones, estrategias de desarrollo de comercio dentro de los países y uno de los indicadores que se tiene ahí, es una
extrema dependencia.
“La asequibilidad es una de las principales barreras que tenemos en términos de hambre porque si el precio de los alimentos sube, lógicamente la población de ingresos medios, medios -bajos no va a poder comprarlos”.
Ese es un tema que impacta, dijo, en términos del abastecimiento alimentario y de la economía del país, son recursos, divisas que salen y no encontramos un equilibrio de balanza comercial. Tiene una fecha límite, necesitamos invertir en tecnología, desarrollar sistemas de producción que sean mucho más eficientes.
Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y Erradicación del Hambre 2030
Sobre el Plan de Seguridad Alimentaria y Nutricional y Erradicación del Hambre 2030 de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), expresó que “ante esta realidad y contexto, no solo lo enfrentamos como Ecuador sino como Región. No solo logra ser una Región rica, capaz de alimentar al mundo, en cantidad y diversidad, es una Región sumamente afectada por problemas de hambre. Y esa desigualdad en términos alimentarios sigue preocupando a las naciones, sigue preocupando a la comunidad internacional, porque implica un riesgo en la sostenibilidad y calidad de la vida a corto y mediano plazo”, planteó Zárate.
El Plan de Seguridad Alimentaria, consigna directrices que se proponen a los países en la toma decisiones y diseño de políticas más certeras en este propósito, y propiciar la integración regional, esa cooperación y esa corresponsabilidad que tenemos de ser países hermanos, apoyarnos en términos de políticas específicas.
Con temas de desarrollar mercados comunes, que reduzcan costos y la dependencia a nivel regional y luego nacional, se realizó la primera reunión 2024 de ministros de agricultura , alimentación, ganadería – según cada país- en Santiago de Chile, en donde se presentó variedades de planes de seguridad alimentaria que se venían construyendo desde el año pasado para que sirviera de referencia.
Este Plan ha sido acogido por CEPAL, ALADI e IICA, organismos que acompañaron a la CELAC a marca una hoja de ruta para la cooperación técnica, para la implementación de acciones en el país.